¡ Honor y gloria a los 700 españoles y a su valiente participación en la defensa de Viena!
Desde 1529 a 1683 Viena iba a ser el principal escenario del enfrentamiento entre dos culturas el Islam contra el Cristianismo; el Imperio Otomano contra el Sacro Imperio Romano del Emperador Carlos V. Viena en 1529 sufrió el primer asedio de las tropas otomanas comandadas por el sultán Solimán I El Magnífico. Luego vendrían 2 intentos más.
Solimán había proclamado la Yihad (la Guerra Santa), pretendía conquistar Viena la frontera de Occidente y más tarde Europa. Reclutó un inmenso ejército en Estambul y después de recorrer 2.000 kilómetros en cuatro meses se plantó delante de las murallas de Viena .
"En el templo estaba el turco/ el turco en el templo estaba;/ Haziendo la zalá está,/ y a Mahoma suplicaba,/ que le quiera dar victoria/ contra Carlos, rey de España;/ Que si esta vez le venciera/ la cristiandad es ganada."
El Sultán disponía de una importante fuerza de choque , unos 120.000 soldados bien armados y mejor motivados . Entre otros contaba con una unidad muy fanatizada y temida: los jenízaros. Tropa de élite del ejército imperial otomano . La aproximación de los musulmanes a la capital austríaca , se prolongó durante 4 meses y no fue fácil. Se encontraron con dura climatología y a finales de septiembre estaban clavados frente a las murallas de Viena dispuestos a tomarla al asalto. El obstáculo principal: sus fuertes y robustas murallas.
Viena contaba con pocos defensores, unos 20.000 infantes , entre ellos 700 arcabuceros españoles que habían llegado a Viena cinco años antes como escolta del Archiduque Fernando, el hermano del emperador. Carlos V había mandado a Viena 17.000 lansquenetes que iba a ser la fuerza principal de resistencia de la ciudad frente a los turcos.
Al frente de las fuerzas imperiales estaba Nicolás Graf Salm, un experto soldado que a sus 70 años iba a defender las fronteras de Occidente del envite musulmán. Nicolás había participado en la batalla de de Pavía en 1525. Esta victoria total frente a las tropas francesas, supuso además la toma como prisionero al rey de Francia Francisco I; que se pasó un añito prisionero en Madrid en la Torre de los Lujanes, en la actual Plaza de la Villa.
Volvamos al primer sitio de Viena. Después de un mes de asedio a la ciudad y al no haber podido romper el cerco Solimán I decidió retirarse y tomar el camino de vuelta a Constantinopla. De momento la frontera oriental del Sacro Imperio Romano seguía resistiendo a las ansias imperiales de los musulmanes.
Los musulmanes lo intentaros dos veces más. 1532 y 1683 . En 1532 Solimán I lo volvió a intentar. En esta ocasión, las tropas comandadas por Fernando incluso impidieron que se acercaran a las murallas de la ciudad. El último intento se produjo en 1683 , durante el reinado del emperador Leopoldo I.
Para Compartir en FacebookLos turcos habían llegado a las murallas de Viena y asediaron la ciudad durante varias semanas. Entre los pocos soldados que quedaron para defenderla había un grupo de 700 arcabuceros españoles que habían sido reclutados, cinco años antes, para escolta del Archiduque Fernando, el hermano del Emperador Carlos V. Estos españoles muchos de ellos eran oriundos de Medina del Campo, donde se alistaron en el banderín de enganche para defender los derechos imperiales de Fernando sobre la ciudad de Viena.
El desacato de Viena al Sacro Imperio Romano
Siete años antes, en junio de 1522 llegó el infante archiduque Fernando, hermano del Emperador Carlos I, a las puertas de Viena para tomar posesión y gobierno de la ciudad. Sin embargo cuando quiso pasar, se encontró con el alto de la guardia le impidió su entrada a la ciudad. Fernando , prudentemente se retiró a Wiener Neustadt, a unos 40 km al sur de Viena donde instaló su Corte. Esta ciudad había sido residencia de su abuelo Maximiliano y es donde sus restos yacían en un sepulcro debajo del camarín de la iglesia de la Academia.
Poco después del desacato de Viena, se plantó a 2.000 Km de distancia, en la Plaza Mayor de Medina del Campo, el banderín de enganche para reclutar a la escolta de Fernando, destinada a imponer la autoridad del archiduque sobre la ciudad insubordinada.
En aquel momento, la alternativa que tenían los jóvenes de Medina del Campo para escapar de la miserable situación era buscar fortuna y aventura en las Indias o defender las fronteras del Imperio Español del ataque de los herejes o del Turco. No hay que olvidar que no todos cabían en las escasa carabelas de salían de los puertos castellanos y andaluces hacia las nuevas tierras.
Medina del Campo estaba hundida en una profunda crisis económica. El futuro de los jóvenes no era más que miseria y hambre. La Ciudad Castellana había sido arrasada por un Incendio como castigo de su apoyo a los Comuneros frente a las tropas Imperiales de Carlos V. Sus edificios circundantes de la Plaza Mayor estaban en ruinas; la que había sido importante centro de comercio de Castilla ahora estaba en quiebra por su obstinada resistencia al Emperador. El general Fonseca una vez derrotado completamente el ejército Comunero en Villalar, no dudó en ordenar quemar aquel riquísimo emporio del comercio castellano y ahorcar a los principales funcionarios municipales.
De Medina del Campo a Viena
El viaje a Viena no tenía nada que envidiar al de ultramar. Los 700 arcabuceros se pusieron en marcha en dirección a Viena. Atravesaron Europa por caminos de peregrinos y mercaderes; los territorios eran hostiles hacia los españoles. Superando montanas y ríos caudalosos sin atención médica. Se alojaron en aposentos inseguros y se alimentaron con escasos recursos.
Cuando por primera vez las tropas castellanas entraron en Viena, se encontraron con un ambiente hostil; el idioma y las costumbres les resultaban extrañas. La población, mayoritariamente protestante, recelaba de los soldados españoles, extranjeros, fanáticos católicos y decididos a defender su santa religión hasta la muerte. Este era el estilo de los tercios españoles del siglo XVI. Las crónicas no relatan ni riñas ni disputas, pero conociendo los tercios y el efecto del alcohol el ambiente réinate de disputa por las vienesas debió ser bastante tenso.
En los archivos de Viena aparecen algunos de los nombres de los defensores de la ciudad: “Hispani capitanei Ludouicus de Aualos Magister, campi Ioannes de Salinas, Melchior de Villaro el circiter septingentos Hispanos pedites “
Una vez la “hysspanisch khnecht” llegó a Viena, el archiduque Carlos "citó" al Cabildo de Viena a Wiener Neustadt, a 40 km de Viena donde situó la Corte después del desacato de la ciudad. El tribunal convocado por Carlos condenó a muerte al Alcaldes y a los siete concejales que terminaron en la horca, en la misma Plaza Mayor de Wiener Neustadt el 11 de agosto de 1522.
La conquista de Viena siempre fue un objetivo estratégico del Imperio Otomano. Con el control de Viena ya podrían dominar las rutas comerciales del Danubio desde al Mar Negro hasta Europa Occidental.
A finales de 1529 el ejército turco del sultán Solimán ( en turco , Süleyman) I El Magnífico amenazaba Occidente. Solimán conocido como el legislador fue el sultán más destacado de la historia otomana. Gracias a 13 campañas bélicas, incorporó al imperio las costas de Arabia, Irak y el Magreb.
El Emperador se vio humillado por las tropas de Solimán. Después de haber tomado Belgrado, penetraron en el corazón de Europa, conquistando Hungría en la batalla de Mohàcs de 1526 donde murió el rey Luis II, cuñado de Carlos V .
En 1527, Carlos V reunió cortes en Valladolid para intentar lograr recursos económicos que permitieran luchar contra el turco. Pero no logró conmover ni a las órdenes militares ni a la nobleza . En España no se percibía al ejército turco en Centroeuropa como un peligro real.
Pero 2 años más tarde, en 1529, el poder turco se materializó con un ejército compuesto de 150.000 hombres, 300 piezas de artillería y 20.000 camellos que asediaron Viena, defendida por austriacos, húngaros, españoles y alemanes.
Otro hecho clave para entender la realidad era que el peligro turco se veía como el gran aliado de los protestantes contra los imperiales. En esta época la mayoría de los vieneses profesaban las doctrinas heréticas y en todas partes se podían escuchar a los predicadores evangélicos. El grupo de los anabaptistas era muy numeroso, en 1524 su líder espiritual, Kaspar Tauber, fue condenado a la hoguera y en 1528 fueron quemados 22 más de esta secta.
La amenaza musulmana a la capital de Austria conmocionó a las cortes europeas. Carlos V firmo en junio de 1529 un tratado de paz en Barcelona con el Papa Clemente VII y en agosto con Francisco I de Francia.
Recordemos que el Saco ( saqueo) de Roma esta fresco todavía, ocurrió el 6 de mayo de 1527 por las tropas imperiales españolas de Carlos V. Durante este lamentable suceso, las fuerza de Carlos V tomaron prisionero al Papa Clemente VII que liberaron previo pago de un rescate de 400.000 ducados a cambio de su vida. Posiblemente esta acto hostil de sus tropas le costó la excomunión al Emperador.
Erasmo y Lutero llegaron incluso a advertir de los peligros de la suerte de los cristianos y solicitar la defensa de Viena por parte del Emperador Católico.
Al acercarse las huestes enemigas otomanas a los muros de Viena en septiembre de 1529, la mayoría de los vieneses ya habían abandonado la ciudad huyendo aterrorizados de los ejércitos musulmanes. Las crónicas cuentan que de 4.000 vieneses preparados para el combate sólo 400 vecinos armados quedaron en la ciudad dispuestos a defenderla. Como refuerzo urgente llegaron 17.000 soldados lansquenetes enviados por la Dieta de Reich. Otra importante fuerza quedó paralizada de miedo en Krems, a 42 km, cuando les llegaron noticias de que los turcos tenían cercada Viena. Parecía que la suerte estaba echada, iba a ser el final del último bastión del Cristianismo.
Viena contaba con escasas fuerzas para defenderse, las tropas imperiales estaban a las órdenes de Nicolás de Salma que a sus 70 años iba a enfrentarse al mayor reto de su vida militar. Se pusieron manos a la obra y levantaron bastiones y rampas para reforzar las murallas que iban a ser la base de la defensa de la ciudad.
Los 700 arcabuceros españoles –hysspanisch khnecht- , que habían llegado a Viena seis años antes llamados por Fernando de Habsburgo para sofocar la rebelión de sus nuevos súbditos, iban a verse obligados por las circunstancias a defender la Cristiandad del ímpetu imperial de Solimán.
Tras los primeros contactos con los turcos, los soldados españoles fueron situados en el lado Sur de las murallas al mando de Luis de Ávalos En las crónicas directas del asedio , destacaron las acciones de Jorge de Manrique, Diego de Serava y Jayme García Guzmán .
21 de septiembre, los akıncı, la división de caballería ligera del ejército otomano, había llegado a las afueras de Viena. Esta fuerzas de choque otomana , precedían siempre al grueso del ejército imperial. Para extender el pánico entre la población civil, saquearon las aldeas cercanas a Viena, asesinando y violando a sus habitantes. Los akinci, era una de las primeras divisiones en hacer frente al enemigo y eran conocidos por su valor en la batalla y crueldad con la población civil enemiga. Además de asesinos y ladrones, los akinci eran expertos jinetes que lograban hacer puntería con sus arcos sobre los visores del casco de las armaduras de sus enemigos.
El 24 de septiembre ya había llegado el grueso del ejército imperial otomano a las cercanías de Viena. Rodeada por 120.000 turcos, Viena estaba aislada.
El ofrecimiento de Solimán a los habitantes de Viena era convertirse en musulmanes y nada les sucederá. Podrían salvar sus vidas y haciendas si mostraban su sometimiento al sultán otomano. Pero si ofrecieran resistencia, la ciudad de Viena sería reducida a cenizas y sus habitantes, mujeres, niños y viejos serían masacrados.
Solimán pretendía que la ciudad se rindiera sin ofrecer resistencia. Pero rendirse no era una opción para las tropas imperiales. Los defensores juraron quedarse en la ciudad para defenderla hasta la muerte y morir unos junto a otros por la fe cristiana.
El 28 de septiembre los turcos intentaron desembarcar en la vega del Danubio, la crónica relata que este ataque fue rechazado por un grupo de defensores españoles. La victoria del grupo español impidió a los turcos establecerse junto al Danubio cerca de Viena.
Los turcos pretendían destruir los muros de la ciudad haciendo explotar potentes minas de explosivos en túneles perforados desde el exterior de la ciudad hasta situar la cámara de explosión debajo de los cimientos de la muralla. Este fue el mismo sistema que emplearon, durante la GC española, las fuerzas del Frente Popular para intentar derrumbar las paredes del Alcázar de Toledo.
Pero la climatología iba a ser un gran aliado de los defensores de Viena. El frio y las lluvias se adelantaron. No paró de llover durante tres días, las zanjas turcas se llenaron de agua y barro y en consecuencia los explosivos quedaron empapados e inservible para su cometido. La lluvia estaba librando a Viena del ataque final.
El 13 de octubre. Se acercaba el invierno antes de lo esperado y el tiempo del asedio se terminaba para el ejército turco.
Una crónica turca de la batalla , escrita por Ibrahim Pecevi , describe la salida del cerco de un grupo de españoles al mando del comandante Jayme García Guzmán, con objeto de destruir las minas que los turcos tenían colocadas para abrir una brecha en el muro. Inicialmente la acción militar fracasó y Jayme García Guzmán falleció víctima de una herida; pero sus hombres contraatacaron e infligieron a los turcos graves pérdidas.
El 14 de octubre: La madrugada del 14 era muy fría y la humedad penetraba hasta los huesos. Había dejado de llover y por fin los turcos consiguieron explotar una de las minas. Consecuencia de la explosión fue una brecha de unos 30 metros cerca de la entrada principal. Los turcos fueron contundentemente rechazados por los defensores en su intento de asalto a la fortaleza por la brecha.
el ataque final Tres enormes columnas de Jenízaros se aproximaron a la muralla e intentaron sin éxito asaltar la ciudad a través de las brechas causadas en el muro. Afortunadamente, los lansquenetes alemanes y los arcabuceros españoles les cerraron el paso y neutralizaron el intento de asalto de los jenízaros. La carnicería duró dos horas. Por la tarde los oficiales turcos decidieron finalizar la operación de asalto y los jenízaros se retiraron al campamento turco.
El 15 de octubre el Ejército turco empezó a abandonar sus posiciones. Los Jenízaros sufrieron un terrible castigo alcanzando las bajas entre 15.000 y 20.000 bajas . Como consecuencia de las lluvias y el terrible frio de aquel invierno, las fuerzas otomanas lo perdieron casi todo durante su viaje de retorno a Estambul. Esta victoria consagro a Viena como bastión cristiano de Europa.
Una vez retirada las tropas turcas, los imperiales acantonados en Krems se pusieron en marcha y entraron en Viena.
Un grupo de españoles se unieron a las tropas que persiguieron a los turcos en Hungría. En las crónicas se menciona la participación de Juan de Manrique
Süleimán se Retiró a Constantinopla y Nicolás de Salm murió con 71 años en 1530 consecuencia de las heridas recibidas durante la batallas del cerco de Viena. Se encuentra enterrado en la iglesia Votiva (Batisterio de Votivkirche ) de Viena.
Tres años más tarde , en 1532, los musulmanes volvieron a intentarlo . Desde la frontera de Hungría un ejército de 20.000 jenízaros cercó, desde el 6 de agosto, la ciudad de Köszeg ( en alemán , Güns) situada a 100 km al sur de Viena .
En Ratisbona los representantes protestantes allí reunidos, llamaron a la "solidaridad" de los cristianos contra los musulmanes. El Emperador organizó un ejército y nombro como comandante al marqués de Vasto que dispuso avanzar rápidamente para enfrentarse a los otomanos. En Linz se reunieron 90.000 infantes y 30.000 caballos; una gran ejército para los recursos de la época.
A mediados de agosto el ejército, encabezado por el emperador y la flor y nata de la aristocracia española, se puso en marcha rumbo a Viena. El ejército imperial acampó a las afueras de Viena a la espera de la llegada de las fuerzas enemigas.
El 13 de agosto de 1532, los turcos inician el asalto a los muros de la fortaleza de Köszeg ( Güns). Los turcos llegaron a estar dentro de la fortaleza e incluso izaron la bandera de la media luna en lo alto de las murallas. Durante los 25 días que duró el cerco , los defensores nunca se rindieron y finalmente los asaltantes fueron rechazados.
La realidad es que las tropas del Emperador nunca llegaron a socorrer a los defensores de Güns y las tropas musulmanas se retiraron sin llegar a enfrentarse a las fuerzas capitaneadas por Carlos V. "el turco se había retirado por miedo a tropezar con el gran Ejército Imperial", le decía en una carta el Emperador a su esposa. Las crónicas de Güns que narran lo acontecido durante aquellos dramáticos días, nunca aluden a la presencia de las tropas imperiales.
El Cabildo de Viena tuvo que pagar la soldada que se les debía a los soldados de la fuerza aliada cristiana; parece ser que al Emperador se le había olvidado liberar el dinero para ejecutar la nómina.
Que estas líneas sirvan como homenaje a aquellos valientes defensores españoles de la cristiandad, silenciados por la historia de su propia patria y del Emperador Carlos V, quien aparece como único salvador de Viena. El caso de los arcabuceros españoles de Viena es una prueba más de que los poderosos deciden lo que se debe narrar y lo que se debe callas ( recordemos el caso de la batalla de Cartagena de Indias Enlace, ocultada por los historiadores ingleses a la Historia Mundial)
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Paco Domingo
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